Ducati Hypermotard 1100 S
Hypermotard 1100 S: Nuevos desafíos
Víctor Guerrero. Domar a la Ducati Hypermotard no es, en absoluto, una tarea sencilla. Para lograrlo, necesitarás de todos tus sentidos, y en plenas condiciones. Es lo bueno de los grandes retos, que si no están exentos de dificultad pierden su gracia, dejan de ser apetecibles. En este caso la misión se presenta complicada, pero cuando vas avanzando curva tras curva, verás que el objetivo, aunque se resista, acabará cayendo ante tu pericia.
Es indudable que estamos ante una máquina distinta que pertenece a un selecto club social formado por unas pocas escogidas, como la 990 Supermoto de KTM, la HP2 Megamoto de BMW o la recién llegada, la Aprilia Dorsoduro. Todas ellas te ofrecen sensaciones únicas, para nada comparables a las deportivas de toda la vida, ya que requieren una conducción menos clásica, más juguetona, aunque se adaptan con maestría al estilo de cada piloto. Además, ninguna de ellas comparte cilindrada, y son consideradas de la misma familia por ser únicas, especiales, deseadas, y por encima de todo, lógicas, gracias a unas caballerías aprovechables en cualquier circunstancia, y no sólo en circuitos.
En el caso de esta preciosa Ducati, que ya era una moto muy especial en su primera versión, la 1100 a secas, va todavía más allá con la S, gracias a la incorporación de algunas novedades en la parte ciclo y a nivel estético. El resultado es una moto más ligera, más vistosa, más efectiva, mejor.
Hypermotard 1100 S: 100 % Hypermotard
La mires por donde la mires la Hypermotard es, ya en su versión "básica", una Ducati pata negra, con todos esos componentes tan característicos de la marca, esos que han permitido a la fábrica de Borgo Panigale mantener durante tantos años su identidad.
El padre de tan bella criatura, Pierre Terblanche, consiguió mantenerlos sin renunciar a la originalidad, dibujando unas líneas osadas como nunca, pero siempre respetando el sello de la casa.
Más en detalle la Hypermotard está concebida como muchas otras Ducati, esto es, un buen chasis de tubos de acero ligero y robusto; motor en L refrigerado por aire y por un pequeño radiador de aceite; distribución desmodrónica de dos válvulas por cilindro; embrague en seco con control hidráulico; más todos esos pequeños detalles que diferencian a estas motos italianas del resto, como el color dorado presente en algunas de las tapas del motor, que no puede faltar en una Ducati roja de este nivel.
Sin embargo la Hypermotard 1100 va mucho más allá, con un toque original que la hace, simplemente, diferente a sus compañeras de marca. Para empezar, se trata de una moto inspirada en el supermotard, sobretodo a nivel estético. El manillar, la posición de conducción, el frontal que tanto recuerda al pato Lucas, la bravura del motor, el sonido atractorado, la parte ciclo, todo parece invitarte a experimentar este tipo de conducción, aunque permita un estilo deportivo mucho más clásico.
Sus líneas, sencillas y elegantes, conviven perfectamente con algunas soluciones muy prácticas. Por ejemplo, el largo asiento tiene su continuación, visualmente hablando, en el plástico central del depósito, que minimiza las ralladuras en la zona y además es fácilmente reemplazable. También es original la localización de las agarraderas del acompañante, bien escondidas bajo los pilotos leds de la luz trasera, quedando justo encima de los escapes. Los intermitentes, integrados en los extremos del manillar, se encuentran a salvo de cualquier imprevisto. Otros componentes que la hacen una moto tan especial son el basculante monobrazo, que deja la llanta trasera al descubierto por el lado derecho, y los ejes huecos, que ofrecen mayor rigidez estructural.
El cuadro de instrumentos tiene muchas opciones, te avisa de los kilómetros recorridos en reserva, de la temperatura del aceite, de la carga de la batería, de los tiempos por vuelta en circuito o de la hora entre otras, información que podrás seleccionar mediante un pulsador situado en el lado izquierdo. También está preparada para instalar el DDA (Ducati Data Analyser), que viene a ser un sistema de almacenamiento de datos, aunque no viene incluido de fábrica. Lo único que se echa en falta es el indicador de la marcha engranada.
El resultado, una moto descarada. No por nada ha ganado algún que otro trofeo al mejor diseño, como los que ofrecen la Asociación de Diseño de Motocicletas o el Salón EICMA de Milan.
Hypermotard 1100 S: Máxima exclusividad en la S
Llegados a este punto, ya es hora de centrarnos en la versión que nos ocupa, la 1100 S. No hace falta fijarse mucho para diferenciarlas. De entrada, en la S destacan la gran cantidad de acabados en fibra de carbono presentes en el motor, en las horquillas y en la parte trasera, donde se puede leer perfectamente el nombre de la versión.
En el tren delantero llaman la atención las horquillas invertidas Marzocchi -¡de 50 mm de diámetro!-, que han pasado a ser doradas en la versión S, y no sólo eso, porque también vienen revestidas con un tratamiento antifricción DLC negro a base de carbono. Más no se puede pedir.
El amortiguador trasero también ha variado en la versión S, que pasa a estar firmado por Öhlins (Sachs en la básica), completamente regulable en extensión, compresión, y precarga de muelle. En otras palabras, de lo mejorcito del mercado.
Algo más de atención requiere diferenciar las pinzas de frenos, Monobloque en la versión S, es decir, de una sola pieza, ofreciendo mayor rigidez en las frenadas. Este lujazo de pinzas muerden con mucha determinación los dos discos de 305 mm, y el resultado ya te lo puedes imaginar: inmejorable. El freno trasero es idéntico en la S, es decir, se mantiene al disco de 245 mm con una pinza de dos pistones.
Las mejoras no acaban aquí porque en las ruedas encontramos dos variaciones importantes. En primer lugar, las llantas son más ligeras en la versión S, concretamente unas Marchesini negras con banda roja, que la hacen 2 kg más ligera; y también se han escogido unas gomas distintas, unos Pirelli Diablo Corsa III que sustituyen a los Bridgestone BT 014 de la versión básica.
Con todos estos cambios se ha potenciado el carácter, haciéndola más ligera y con unas prestaciones algo mejoradas. En pocas palabras: una experiencia todavía más gratificante.
Hypermotard 1100 S: La bestia inquieta
Quieras o no la Hypermotard es una moto con la que pelearse a diario, y tendrás que tratarla con suavidad si no quieres que en cualquier momento te de algún que otro susto (o satisfacción, según se mire). ¿Por qué? Por varios motivos, a destacar dos: porque tiende, por un lado, a levantarse en marchas cortas, y por el otro, a culear cuando menos te lo esperes. Si eres capaz de dominar todos estos imprevistos que sin duda te va a dar esta Ducati, te lo vas a pasar en grande; si no, tendrás que tenerlo en cuenta hasta que le cojas el truco a su entrega de potencia. En este sentido, se puede llegar a pensar que 90 caballitos no son tantos, que una moto deportiva de toda la vida, al igual que las naked medias actuales, dan bastantes más y se dejan llevar sin apuros. Nada más lejos de la realidad, porque este motor bicilíndrico, al ser de gran cilindrada (1.078 cc para ser exactos), ofrece un par motor de 102,9 Nm, lo que se traduce en una fuerza a bajas revoluciones muy contundente, con una reacción inmediata al puño del gas. En otras palabras, pura diversión.
Pero no todo pueden ser ventajas, porque el margen de entrega de potencia es muy reducido, siendo verdaderamente aprovechable de las 4.000 rpm hasta las 6.000 rpm, más o menos. Por encima de este régimen de giro todavía da algunos caballos más -la potencia máxima llega a las 7.750 rpm-, pero en mi humilde opinión es mejor subir de marcha, volver a disponer de más fuerza, y no tantear el corte de inyección.
Estas peculiaridades mecánicas comportan, sobretodo en ciudad, ir más rápido de lo deseable, porque cuando circules tranquilamente sin estirar en absoluto las marchas, te llevarás alguna que otra sorpresa al ver el velocímetro. Tampoco ayuda que el motor no se encuentre muy a gusto por debajo de las 4.000 rpm, casi obligándote a dar ese punto de gas necesario para que respire bien.
Cuando tengas que adentrarte en el tráfico urbano, te molestarán, y de que manera, los retrovisores, que sobresalen excesivamente por ambos lados, y no creo que tardes mucho en recogerlos, con el riesgo que ello supone, evidentemente. Pero en esta vida, por suerte, casi todo tiene solución, y el manillar está preparado para que le instales unos más tradicionales, opción muy recomendable.
Ergonómicamente es una moto muy confortable, perfecta para el día a día. Brazos y piernas se encuentran a gusto y a pesar de tratarse de una moto altita (845 mm de suelo), se deja llevar muy bien, con un ángulo de giro más que generoso.
Una de sus peculiaridades, al igual que muchas otras motos de la marca, es que pueden llegar a apagarse cuando el motor cae mucho de revoluciones, es decir, antes de llegar a un semáforo o entre coches. Nada importante, le das a la chispa de nuevo y listos.
Lo único que te va a quedar claro enseguida con la Hypermotard es que necesita inclinarse, y en ciudad no es el lugar más indicado. Así que ya sabes, tendrás que llevártartela a su terreno predilecto...
Hypermotard 1100 S: Puro nervio
Cuando llegue el esperado momento y tengas la oportunidad de rodar por tus carreteras favoritas, verás que esta Ducati es una de esas máquinas que no necesitan excesivos espacios para disfrutarlas plenamente. Es más, las grandes rectas las acabarás evitando, porque no es, de ninguna de las maneras, una moto muy indicada para viajar. En primer lugar su autonomía deja mucho que desear, y con su pequeño depósito de 12,4 litros no podrás ir muy lejos sin repostar. Esto, no obstante, tiene sus ventajas, porque se logra reducir el tamaño y el peso de la moto -177 kg-, y en más de una ocasión te olvidarás que viajas sobre una 1100 cc.
Por otro lado, tampoco es muy indicada para hacer kilómetros en línea recta porque carece de cualquier tipo de protección. En este mismo sentido, a un ritmo de 120 km/h en sexta velocidad, no se siente a gusto, se muestra nerviosa, parece quejarse y decirte a su manera que ya tardas en sacarla de allí. Además el duro asiento tampoco es muy indicado para irte lejos, así que lo único que la salva son sus correctas recuperaciones, aunque están bastante lejos de ser espectaculares.
Todas las penas que hayas vivido antes de trazar la primera curva se te olvidarán rápidamente. En su terreno favorito La Hypermotard es una moto que impone, hay que adaptarse a sus movimientos e inercias para disfrutarla plenamente, y eso puede llevar unos cuantos kilómetros.
Cuando empieces a cogerle el gustillo verás que se puede pilotar de varias maneras gracias a su alargado asiento, aunque te incita a adelantar mucho el cuerpo y cargar el peso en el tren delantero.
Con la práctica acaba siendo una moto muy intuitiva que te permite hacer los cambios de dirección con una gran agilidad, y si tus manos tienen experiencia en el mundo del supermotard, sin duda podrás jugar con la rueda trasera.
El único aspecto mejorable en conducción deportiva es, en mi opinión, la altura de los estribos, que están demasiado bajos y necesitas esforzarte más para moverte sobre la moto. Muchos pensarán que al tratarse de una moto tan grande, en carreteras ratoneras no se puede ir a gusto: ni caso, la Hypermotard cumple sobrada en este terreno, no lo dudes.
Así que si quieres una moto tan divertida como ésta y dispones de 12.995 €, adelante. No te arrepentirás. Los colores disponibles son el rojo que no puede faltar en Ducati y el negro.
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