BMW S 1000

BMW Motorrad siempre ha sido una firma que se destaca especialmente por la calidad de sus motos y por el enfoque turístico, aunque siempre tenían un pequeño ‘deje’ deportivo. Era un contraste con frente división de coches, que siempre ha presumido de la deportividad de sus productos. Algo que cambió en 2009 con la llegada de la brutal BMW S1.000 RR, la primera superbike de BMW.

Que fuera la primera no significaba que fuera la peor, ni de lejos. Entraba en la categoría con las mismas armas que las montura japonesas y además, arrasando: motor tetracilíndrico de 999 centímetros cúbicos, 193 CV a 13.000 rpm y 112 Nm de par a 9.750 rpm, poco más de 200 kg de peso en orden de marcha y una estética hiper llamativa por su asimetría. Todo desarrollado y construido sobre un chasis de doble viga de aluminio de aspecto monolítico.

La superbike de BMW rebosaba tecnología por todos sus poros gracias a cosas como frenos ABS con distintas configuraciones y un Control Dinámico de Tracción DTC que permitía abrir casi a tope con la moto aún inclinada y a pesar de contar con casi 200 CV. A la hora de frenar tampoco había problema al contar con un embrague antirrebote.

Con esta moto, la Bayerische Motoren Werke demostraba que no había entrado en la categoría no porque no supiera, sino porque no quería. Y por si era poca carta de presentacion todo su arsenal, ya en 2010 lograba ganar en competición al hacerse con el título del CEV, el Campeonato Español de Velocidad.

Desde entonces no ha parado de evolucionar, llegando a homologar 199 CV debido a varios cambios en el motor, ha rebajado su peso en 4 kilos y ha depurado el funcionamiento de sus sistemas electrónicos. También se ha modificado su estética, cambiando los faros delanteros de posición, pasando el derecho al lado izquierdo y el izquierdo por tanto, al lado derecho.

La siguiente en llegar fue la S1.000 R, la variante naked o roadster, como las llaman en BMW. Es básicamente una S1.000 RR sin carenado y con una posición de conducción más cómoda buscando un mejor uso en el día a día, afectando también al tarado de las suspensiones, no tan radicales como la superbike. Pero como digo, básicamente, porque tiene su propia personalidad.

Estéticamente no puede ocultar su parentesco y tanto el chasis, como el depósito y el colín delatan su procedencia, incluso el motor es el mismo cuatro cilindros de 999 centímetros cúbicos dulcificado hasta los 160 CV. Una clara rival para la Aprilia Tuono por poner un ejemplo. Además, su equipamiento no tiene nada que envidiar a la ‘RR’ pues cuenta con casi todos los mismos sistemas electrónicos de serie, y los que no son de serie, son en opción.

Pero la gama S1.000 de BMW tiene un integrante nuevo desde 2014, la S1.000 XR, una especie de trail asfáltica que termina de rematar el catalogo por el lado más rutero y aventurero a pesar de denotar su parentesco con un frontal innegablemente S1.000 RR.

El resto de la estética, poco que ver. Con la posición de conducción pasa lo mismo y con la personalidad del modelo también, y eso que anuncia 160 CV. Con esta moto está claro que BMW apunta a por las Ducati Multistrada y la Honda VFR800 X.

Por supuesto, la electrónica es dueña y señora de la situación con varios modos de conducción, control de tracción, control de estabilidad, ABS ‘Pro’, regulación electrónica de suspensiones… no falta de nada.